Elaborado por: Massiel Santana / Psicóloga Clínica
Referirse a la mujer, es reconocerla como icono basado en los ancestros como un pilar de grandeza en todos los tiempos. Es un despliegue de valores en un solo ser radiante de luz.
El tiempo ha permitido que la mujer haya ganado cada vez mas espacio, a nivel académico, social y laboral. La lucha por alcanzar una posición equitativa no hace más que demostrar el conjunto de valores que la acompañan, desde perseverancia, firmeza, constancia o fortaleza.
Ser mujer es sinónimo de calidez, ternura y entrega, siendo estas cualidades cautivantes también para quien la ama. No se puede dejar a un lado su fuerza y vitalidad, nadie quien la apague o ponga frenos a lo que decida alcanzar.
Ser mujer es también la oportunidad de poder ser madre y proveer del cuidado y amor al ser que lleva desde el vientre, protegiendo a la criatura con toda su alma y proveyendo de todo lo que se necesite para que este bien y feliz.
Ser mujer es también ser amiga. Nadie más solidaria que una mujer que es capaz de hacer suyo también lo que le sucede a un amigo a quien aprecia. Sus oídos, están prestos para escuchar, sus brazos para abrazar, sus labios para llevar palabras de aliento y su corazón para entregar el alma.
Cuando de trabajo se trata, la mujer se empeña en dar lo mejor de sí, y brindar lo máximo en cada cosa que hace. La constancia es parte del proceso, buscando lo positivo en cada paso y valorando cada meta lograda.
Ser mujer es parecerse a un sol radiante cargado de esperanza. Es vida, es darse. Es la inspiración de tantos autores, escribiendo las mas bellas historias de amor o aquellas canciones totalmente dedicadas a ellas. Sin lugar a dudas, es hermoso ser MUJER.
Elaborado por: Massiel Santana
Psicóloga Clínica
Terapeuta Familiar y de Pareja
Terapeuta del Bienestar Emocional