Toda persona mayor de 16 Aproximadamente el tres por ciento de las vacunas ahí han sido aplicadas a visitantes, dijo el gobernador de esa entidad.
Además, la tendencia podría disminuir a medida que más entidades de Estados Unidos relajen sus requisitos. Aun así, los estadounidenses adinerados que viajan al Caribe para conseguir las vacunas contra la COVID-19 son un ejemplo de las muchas maneras en que el acceso a las vacunas en todo el mundo está determinado por la raza, las circunstancias y los privilegios.
En Santa Cruz, San Juan y Santo Tomás, los tres territorios más grandes de las Islas Vírgenes de Estados Unidos, las vacunas están disponibles para los turistas en parte debido a la reticencia a la vacunación, “que es muy alta en las Islas Vírgenes”, dijo Tai Hunte-Ceasar, directora médica del Departamento de Salud de esa región.
Esta reticencia parece más común entre los residentes de color, dijo Bryan en la conferencia de prensa. “Los blancos que viven en las Islas Vírgenes están más dispuestos a aceptar la vacuna y a recibirla más rápido”, dijo.
Cuando Bridget Platten, de 40 años, quien trabaja en ventas en la ciudad de Nueva York, recibió su vacuna en Santa Cruz, se sintió motivada a decirles a sus amigos que también se inocularan.
“El médico dijo: ‘Oigan, tengo todas estas vacunas y a las personas de aquí les da miedo inyectarse. Si tienen amigos o conocen a alguien que se quiera vacunar, por favor, díganles que me llamen’”, recordó Platten.
Algunos estadounidenses han volado a la isla específicamente para vacunarse. “Mis amigos de Nueva Jersey fueron y la pregunta más difícil que enfrentaron fue: ‘¿Deseas la de Pfizer o la de Moderna?’”, dijo Rob DeRocker, un consultor de mercadotecnia de Tarrytown, Nueva York, quien pasa los inviernos en Santa Cruz.
“El resultado ha sido un mini auge de visitantes en una isla cuya economía turística, como muchas otras, se ha visto afectada por la pandemia”.
Este incremento repentino también se debe a que desde el 1 de marzo, cualquier persona mayor de 16 años es apta para recibir la vacuna en las Islas Vírgenes, así que los turistas ni siquiera deben preocuparse por la posibilidad de estar adelantándose en la fila.
El territorio también tiene capacidad para alrededor de cien aplicaciones no programadas diarias. “En ningún otro lugar de Estados Unidos puede llegar y recibir la vacuna cualquier persona mayor de 16 años”, dijo Bryan. El 1 de marzo, las islas también abrieron dos centros de vacunación comunitaria respaldados por el gobierno en Santo Tomás y Santa Cruz.
Los viajeros estadounidenses también enfrentan menos trámites burocráticos cuando visitan las Islas Vírgenes de Estados Unidos en comparación con otros destinos en el Caribe. Si enseñan una prueba de coronavirus negativa realizada en los cinco días previos a su partida hacia el territorio o una prueba de anticuerpos positiva no mayor a cuatro meses, no necesitan estar en cuarentena a su llegada.
En cambio, quienes viajan a Jamaica y Barbados deben estar en cuarentena sin importar su situación. Además, los viajeros estadounidenses no pueden visitar las Islas Caimán a menos que cumplan con estrictos criterios de selección.
Hunte-Ceasar dijo que, en este momento, el Departamento de Salud no consideraba que el turismo de vacunas fuese un problema. “Definitivamente queremos asegurarnos de que los residentes locales se vacunen”, dijo. Sin embargo, “no hemos tenido escasez al atender a ambas poblaciones”. Las Islas Vírgenes tiene disponibles 27.000 dosis de la vacuna de Pfizer, 18.900 de la de Moderna y 600 de la de Johnson & Johnson, dijo Monife Stout, la directora de inmunizaciones del departamento.