Uno de los eventos más esperados siempre de la sesión legislativa anual de China es una rueda de prensa en la que el ministro de Exteriores desnuda la posición de Pekín en los asuntos geopolíticos y conflictos internacionales más relevantes. El veterano Wang Yi (70 años), uno de los hombres fuertes del Gobierno de Xi Jinping, repasó el miércoles por la mañana las relaciones con Estados Unidos y Rusia, la hoja de ruta que se debería seguir para poner fin a las guerras en Ucrania y en Gaza, así como el desafío de Taiwan.
“Únicamente mediante la plena aplicación de la solución de dos Estados se podrá romper el círculo vicioso del conflicto palestino-israelí. China apoya firmemente la causa justa del pueblo palestino de restaurar sus derechos nacionales legítimos”, destacó Wang, que pidió una “membresía plena” de Palestina en la ONU.
“Es una vergüenza para la civilización que esta catástrofe humanitaria no pueda detenerse en el siglo XXI. Ninguna excusa puede justificar la matanza de civiles. La comunidad internacional debe actuar urgentemente para lograr un alto el fuego inmediato y garantizar la ayuda humanitaria”, continuó el ministro.
Sobre la situación en Gaza, Wang pidió la celebración de una conferencia internacional de paz. Lo mismo que para la guerra de Rusia en Ucrania, con la “participación igualitaria de todas las partes”. Pero si algo confirmó el canciller chino en su comparecencia, fue la estrecha unión del eje Pekín-Moscú, citando una confianza cada vez más profunda entre ambas partes.
“China y Rusia han forjado un nuevo paradigma de relaciones entre grandes potencias que es completamente diferente al de la antigua era de la Guerra Fría”, señaló. “Las relaciones entre China y Rusia están en consonancia con la tendencia de los tiempos de multipolarización del mundo y son de gran valor para mantener la estabilidad estratégica global”.
Una intervención más larga dedicó Wang para abordar las relaciones entre las dos principales superpotencias, que aparentemente han mejorado en los últimos meses, o al menos China y Estados Unidos han rebajado el tono en su agresiva retórica. Pero el canciller acusó a Washington de continuar reprimiendo a China con sanciones unilaterales. “Estados Unidos ha estado ideando varias tácticas para reprimir a China”, aseguró.
“Si Estados Unidos siempre dice una cosa y hace otra, ¿Dónde está la credibilidad de una gran potencia? Si Estados Unidos no permite que otros países se desarrollen legítimamente, ¿Dónde está la justicia internacional? Si Estados Unidos insiste en monopolizar el extremo superior de la cadena de valor y sólo permite que China permanezca en el extremo inferior, ¿Dónde está la competencia leal?”.
Wang advirtió sobre las “consecuencias inimaginables” que tendría una confrontación militar entre Pekín y Washington, pero también reconoció que las relaciones habían mejorado desde la reunión entre Xi Jinping y el presidente estadounidense Joe Biden en California a finales del año pasado.
En el frente más delicado en la política exterior china, el de Taiwan, Wang cargó con dureza contra esta isla con una joven democracia, endureciendo también el discurso y rompiendo con el tono más suave que los funcionarios chinos habían usado en las últimas semanas.
“De ninguna manera va a cambiar el hecho de que Taiwan es parte de China y de que regresará definitivamente a su patria. Los actos secesionistas de Taiwan son el factor más destructivo para la paz y la estabilidad. Quien promueva la independencia de Taiwan, será liquidado por la historia. Cualquiera que en la comunidad internacional apoye la independencia de Taiwan y juegue con fuego, se quemará y sufrirá las consecuencias”.
El miércoles, durante una de las reuniones en el Parlamento chino, la agencia estatal Xinhua destacó unas palabras del presidente Xi Jinping sobre Taiwan. El líder decía que Pekín debía “fortalecer las fuerzas antiindependentistas y pro-unificación” e impulsar el proceso de “reunificación pacífica” de China.
Wang también aprovechó las preguntas sobre las relaciones con la Unión Europea para lanzar algunos dardos a las instituciones de Bruselas. “Hace unos años, un documento político de la UE etiquetaba a China como socio, competidor y rival institucional al mismo tiempo, pero este triple posicionamiento no es factible y sólo trae obstáculos. Es como un automóvil que se dirige a una intersección con tres señales, roja, amarilla y verde, todas encendidas al mismo tiempo. El posicionamiento correcto de las relaciones chino-europeas debería ser el de dos socios”.
La intervención de Wang es un momento único cada año en el que el canciller se enfrenta a las preguntas de los corresponsales extranjeros. Aunque para formular dichas preguntas (una veintena respondió en total el ministro) hay que enviarlas días antes a la cancillería, que es la que filtra después el orden y las cuestiones que se plantean. Todo está herméticamente controlado y no se deja nada a la improvisación.
