Sabemos que los perros tienen la capacidad para reconocer palabras del lenguaje humano. El reconocimiento de palabras está muy asociado a la inteligencia, y un grupo de investigadores ha desarrollado un sencillo test que podemos hacer en nuestra misma casa.
La cuestión no es tanto cuántas palabras conoce nuestro perro, sino la facilidad que tiene para aprender nuevos términos, que es lo que distingue a los animales realmente dotados. El estudio, recién publicado en Nature, demuestra que algunos perros especialmente inteligentes pueden aprender una nueva palabra con solo escucharla alrededor de cuatro veces. La habilidad no es nada común, pero si estás interesado en replicar el experimento en casa, esto es lo que hicieron los investigadores.
El experimento se llevó a cabo con dos perros: un Collie llamado Whiskey y un Yorkshire Terrier de nombre Vicky. Para empezar, los científicos comprobaron cuántas palabras reconocía el perro por el procedimiento de pedirle los objetos sin señalarlos. (Busca la piedra, tráeme un palo…) Whiskey era capaz de reconocer 59 objetos diferentes, y Vicky 42. Es una cifra elevada, pero palidece en comparación con perros como Rico, que reconocía hasta 200 objetos en un estudio llevado a cabo en 2004. Uno de los mayores récords de la historia lo ostenta un ejemplar de Collie llamado Chaser, que en 2011 logró reconocer por el nombre 1.022 objetos diferentes.
El hecho de que Whiskey y Chaser sean de raza Border Collie no es casual. Tanto los Collie como los Yorkshire Terrier son razas extremadamente sociales y que disfrutan tanto interactuando con sus dueños como trayendo objetos o aprendiendo trucos nuevos. Hay otras especies que no son tan buenas en estas tareas y la razón es puramente genética. Los galgos, por ejemplo, se criaron para correr y no suelen dar tan buenos resultados en las pruebas de reconocimiento de palabras sencillamente porque no están interesados en esa tarea. Si tu perro se niega a colaborar en el experimento no significa que sea estúpido y que no reconozca palabras. Puede que simplemente no esté motivado para ello o que le aburra esa actividad.
Pero volviendo al experimento. Una vez los investigadores se aseguraron de saber cuántos objetos reconocía cada perro, introdujeron un nuevo juguete en el montón y pidieron a los perros que lo trajeran por el nombre. La idea es comprobar si el perro es lo bastante inteligente como para deducir que esa nueva palabra desconocida se refiere al juguete que no conoce. Whiskey acertó el 100% de las veces, mientras que Vicky lo hizo el 52,5%, lo bastante por encima de la media como para descartar el simple azar en la elección.
En un segundo experimento, se enseñó un juguete nuevo a los perros y se les permitió jugar con él en cuatro ocasiones. Después, se les pidió que lo trajeran. Para evitar que el animal dedujera por descarte el nombre como en el experimento anterior, esta vez no se introdujeron juguetes familiares en la pila. Todos ellos eran nuevos. De nuevo, ambos perros lograron reconocer la palabra las suficientes veces como para constatar que hay un reconocimiento del lenguaje.
La cara B del experimento es que la eficacia a la hora de reconocer el objeto es a muy corto plazo. Diez minutos después de la prueba, el éxito de los canes a la hora de reconocer el objeto era mucho menor, y una hora después prácticamente lo habían olvidado. Lo que significa que los perros necesitan un entrenamiento relativamente prolongado para poder reconocer palabras. En ese sentido no se diferencian mucho de nosotros. [Nature vía The Conversation]