El exfiscal José Manuel Hernández Peguero reclamó de la Procuraduría General de la República una investigación del asesinato de la locutora Chantal Jiménez por su expareja, ya que consideró no se justifica que el victimario no haya sido despojado de su arma de fuego pese a haber sido apresado por agresión.
“No se justifica el no haber solicitado y logrado la prisión preventiva del agresor cuando días antes fue apresado por el disparo que le realizó, mucho menos que no fuese despojado de su arma de fuego”, indicó Hernández Peguero en un comunicado en el que cuestionó la actuación del fiscal del caso.
Sostuvo que el caso de Jiménez y otros ocurridos demandan que el Ministerio Público, el Poder Judicial y Policía Nacional implementen acciones correctivas que garanticen la efectividad de la orden de protección y las medidas de coerción impuestas a los agresores para garantizar la vida de las víctimas que les denuncian.
“Sugiero que, el juez que impone la medida de coerción designe al comandante del destacamento policial más cercano a la víctima para que vigile el cumplimiento por el agresor de las prohibiciones que se le imponen de molestar, acercarse o amenazar a la víctima” dijo Hernández Peguero.
Sostuvo que “la inefectividad de la Orden de Protección, además del desenlace trágico que resulta por la muerte de la víctima, trae consigo la pérdida de confianza por las mujeres en el sistema de justicia y sus funcionarios”.
“Los jueces que conocen la solicitud de medida de coerción contra los agresores pueden, en cumplimiento a los principios de razonabilidad y eficacia de los procesos y sus decisiones, requerir antes de dictar sus sentencias los informes de los profesionales de la conducta que han evaluado la peligrosidad del agresor”, expresó el exfiscal.
La expareja de la joven comunicadora Chantal Jiménez, que terminó matándola, había sido detenido por haberle disparado en una ocasión anterior y puesto en libertad debido a gestiones de los propios familiares de la víctima.
Así lo contó este domingo el padre de la joven, Roque Jiménez, quien, en medio del desconsuelo y el llanto, lamentó que el hombre a quien trataba como de la familia lo hubiese traicionado.