PRIMERA FUMATA NEGRA DEL CÓNCLAVE
Después de que la primera fumata negra del presente cónclave se demorara dos horas sobre el horario previsto, los 133 cardenales que están llamados a elegir al próximo Papa regresaron desde la Capilla Sixtina a la residencia de Santa Marta para cenar. Y, a priori, descansar.
Sin embargo, con los resultados de la primera votación, anoche los purpurados ya pudieron confirmar si se tradujeron en votos reales las quinielas de favoritos mediáticos y los nombres de aquellos que ya comenzaron a sobresalir en las congregaciones generales a lo largo de estas últimas semanas.
Diálogos informales
Con estos datos en la mano, comienzan los diálogos informales, que no secretos, lo mismo en el comedor del que hasta hace unas semanas fue el hogar del papa Francisco que en las salas polivalentes de planta baja, en los pasillos o en las escaleras. Es en estos espacios donde se pueden consolidar unas candidaturas y descastarse otras.
Como ya sucediera en otros cónclaves anteriores, son precisamente las conversaciones durante y posteriores a la cena las que llevarían a los llamados ‘grandes electores’ a sugerir el apoyo a uno u otro papable.
A priori, según lo publicado en no pocos medios en estos días, el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, contaría con un respaldo más que significativo desde la primera votación. Siempre con estimaciones realizadas antes de que los purpurados ingresaran ayer a media tarde en la Capilla Sixtina, partiría con hasta cincuenta votos a su favor, lo que supondría un aval abrumador para intentar alcanzar los 89 sufragios necesarios para ser nombrado Papa.