En la actualidad, las redes sociales son una parte integral del día a día, incluso para los más pequeños. Sin embargo, surge una pregunta crucial: ¿Deberíamos permitir que nuestros hijos naveguen libremente en este vasto mundo digital?
La comunicadora y psicóloga Frenny Maldonado, madre de una niña de 6 años, responde con un rotundo no a ésta interrogante.
Considero fundamental monitorear las actividades en línea de los hijos, prestando especial atención a los sitios que visitan y los videos que ven.
La razón detrás de esta vigilancia radica en el deseo de proteger a nuestros hijos de influencias negativas que podrían descarrilarlos en el futuro. Yo quiero que mi hija sea una mujer de bien.
La formación comienza desde el hogar y es esencial cómo nos han inculcado valores fundamentales nuestros padres. Ellos nos han guiado hacia el estudio y desarrollo como personas responsables y conscientes.
Mi objetivo es claro: quiero garantizar que mi hija sea una mujer íntegra en todos los aspectos de su vida. A pesar del bombardeo constante de malas influencias presentes en las redes sociales hoy en día, creo firmemente que nuestro deber como padres va más allá de simplemente prohibirles acceder a ciertos contenidos. Prohibir algo muchas veces solo despierta la curiosidad del niño.
Un ejemplo concreto es mi hija Amaya, quien tiene 5 años y disfruta ver YouTube Kids con frecuencia. Sin embargo, he notado con preocupación algunos contenidos dentro de esta plataforma que abordan temas inadecuados para su edad, como monstruos o situaciones violentas con sangre o agresiones entre personajes animados. Este tipo de contenido puede ser impactante e inapropiado para ella.
Por eso le explico: “mi amor, eso es de mentira”. Además le aclaro: “a veces no me gusta mucho cuando ves esas cosas porque te pones triste después”. De esta manera voy guiándola poco a poco hacia una comprensión más profunda del mundo digital sin reprimirla ni generarle miedo.
Es importante recordar que establecer límites demasiado estrictos puede despertar aún más el deseo por explorar esos espacios prohibidos; surgen preguntas sobre por qué hay tantos límites tanto dentro del niño como entre otros adultos al observar nuestra crianza. Por ello debemos encontrar un equilibrio adecuado entre protegerlos y permitirles aprender sobre el mundo real con sus riesgos inherentes.
Al final del día, nuestro objetivo debe ser educar y guiar a nuestros hijos hacia un uso responsable y consciente del entorno digital mientras les brindamos las herramientas necesarias para enfrentar cualquier desafío que encuentren en su camino.