Las necesidades específicas del alumnado con Trastorno del Espectro de Autismo (TEA) continúan siendo un importante reto para el sistema educativo de la provincia. Más si cabe en el contexto actual de pandemia y con la tendencia al alza en el número de alumnos leoneses con TEA.
El número de alumnos con TEA en León aumentó en un 61,4 por ciento en los últimos cinco cursos, según expone un informe elaborado por la Federación de Autismo de Castilla y León y por Autismo León. ‘Estudio descriptivo de la situación del alumnado con TEA en Castilla y León’ plantea igualmente que un 81,3 por ciento de los estudiantes leoneses con TEA están integrados en el sistema de educación ordinaria. La gerente de Autismo León, Ana López Aller, recuerda que estos estudiantes “tienen autismo pero ninguna discapacidad intelectual”. Algo que “durante muchos años” se confundió, el TEA y la discapacidad intelectual, y que imposibilitó que se impartiera “la atención educativa que se necesitaba”.
El 18,7 por ciento restante estaría matriculado en centros de Educación Especial, un porcentaje en el que también oscilan en otros territorios de la comunidad autónoma. Centros especializados como el de Autismo de León que están realizando un gran esfuerzo por adaptar una enseñanza altamente cualificada a las medias restrictivas provocadas por el coronavirus. Ana López Aller asegura que los protocolos “están funcionando” y destaca el compromiso de alumnos y docentes por mantener un alto nivel en la enseñanza.
Cuando las puertas de Autismo León reabrieron en junio, los usuarios “lograron reducir sus niveles de ansiedad” tras el confinamiento gracias a pequeños grupos de trabajo. Si el Covid-19 ha dejado cambios para todos, para el colectivo TEA son más si cabe. “Promovíamos muchas actividades de inclusión con la comunidad y lo hemos tenido que parar. Llevamos toda la vida intentando salir y relacionarnos y llega esto y tenemos que volver a nuestro círculo”, comenta la gerente.
Flexibilidad educativa
Para trabajar con las personas con TEA es necesario “un sistema educativo flexible” que se vaya adaptando a las necesidades de cada alumno, puesto que cada uno sigue un ritmo de aprendizaje. En el centro educativo de San Cayetano, específico para el autismo, se trabaja con usuarios desde los seis hasta los 21 años. Cuando ya son adultos se presta la atención a los adultos en el edificio de La Lastra. “Al acabar la escolarización tienen que tener un trabajo adaptado que llevamos al centro de día con talleres ocupacionales y prelaborales. Mantenemos una parte psicoeducativa, pero la mayor carga es laboral”, explica Ana López Aller.
En Autismo León trabajan con más de 130 familias, de las que el 85 por ciento corresponden a menores de edad. Parte de este quehacer diario se basa en prevenir un abandono escolar que “se dispara” al acabar la Secundaria. “Es algo que vamos abordando porque son personas con potencial, pero la falta de esas aptitudes y ajustes en los institutos hacen que, a medida que van creciendo, se produzcan estas prematuras salidas del sistema educativo”, apunta la gerente de esta entidad sin ánimo de lucro.
Mantener las subvenciones
‘Estudio descriptivo de la situación del alumnado con TEA en Castilla y León’ cifra en 260 los alumnos leoneses con TEA, de los cuales un 88 por ciento son hombres. El incremento de los casos diagnosticados responde a una mayor preparación de los profesionales. “El TEA si no lo buscas no lo encuentras. También estamos haciendo estudios sobre le infradiagnóstico en mujeres para tener herramientas de detección más eficaces”, valora Ana López Aller.
Desde Autismo León llevan 18 años trabajando con el colectivo de personas con TEA y este aumento de los diagnósticos unido a la pandemia del coronavirus ha provocado nuevos retos a la entidad. La gerente destaca la importancia de que las líneas de subvenciones no se congelen y que se mantengan también para los años 2022 y 2023. “Es importante que estas partidas se mantengan y, de ser posible, que se aumenten”, destacan desde la entidad.
Aunque en muchos aspectos el TEA sigue siendo un gran desconocido, gracias al trabajo de profesionales como los de Autismo León se están dando grandes pasos en la detección y atención de estas personas. Unas personas que, también en tiempos de pandemia, continúan luchando por su mayor reto: la integración.